María Luisa Núñez: Una madre al frente de la larga lucha por los desaparecidos

Miroslava Mendoza

La lucha por encontrar a los desaparecidos en Puebla comenzó cuando una madre enfrentó una tragedia que nadie debería vivir. María Luisa Núñez Barojas, activista y fundadora del Colectivo Voz de los Desaparecidos, nunca imaginó que su dolor la llevaría a enfrentar un sistema indiferente al sufrimiento de cientos de familias.

Así nació esta lucha, tras un giro irreversible en su vida el 28 de abril de 2017, cuando desaparecieron su hijo, Juan de Dios Núñez Barojas, y sus amigos en Palmar de Bravo, Puebla.

En ese momento, el concepto de desaparición forzada era algo lejano para la sociedad poblana. Un mal que, hasta ese entonces, solo se asociaba con otros lugares, con otras tragedias como las muertas de Juárez o los 43 de Ayotzinapa.

La historia de María Luisa no es solo la de una madre que quería encontrar a su hijo, sino también la de una mujer que, con valentía y determinación, se convirtió en la voz de los invisibles, de aquellos que no tenían rostro, pero que forman parte de una lista interminable.

“Cuando acepté formar el colectivo, me encontré con un grupo moral muy fuerte, pero también con una realidad que me golpeó. Me di cuenta de que había un día para los desaparecidos, y pensé: ‘Yo no quiero acostumbrarme a la desaparición de mi hijo. No quiero acostumbrarme a esta angustia’”.

Con el paso del tiempo, el colectivo, ha crecido a más de 100, dispersas por todo el estado. Desde Xicotepec hasta Tehuacán, desde Acatzingo hasta Cholula.

En entrevista con FARO DIGITAL, María Luisa reflexionó que el colectivo no solo ha buscado visibilizar el problema. Sino también exigir a las autoridades que cumplan con su responsabilidad.

María Luisa ha sido clave en la creación de la Fiscalía Especializada en Desapariciones. Además de la Ley Estatal de Desaparición de Personas, pero reconoce que el trabajo de las autoridades sigue siendo insuficiente.

Para las familias, la desaparición no solo es un dolor físico y emocional. También una herida social que atraviesa a todos, madres, padres, hermanos e hijos.

La lucha continúa, y la voz de María Luisa Núñez sigue resonando en las calles, en las marchas, y en los corazones de aquellos que, como ella, buscan justicia en un país que aún tiene mucho que aprender.

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