En la política mexicana, donde la polarización se ha vuelto rutina y los partidos tradicionales repiten viejos métodos con nuevos rostros, Movimiento Ciudadano (MC) ha optado por un camino distinto: construir desde la estrategia, no desde el escándalo. Mientras unos se aferran a liderazgos personalistas y otros se consumen en su propia inercia, el partido naranja avanza con visión de futuro.
A diferencia de sus contrincantes, MC no depende de un solo nombre. Hoy puede presumir al menos tres perfiles con peso político y proyección nacional: Jorge Álvarez Máynez, actual líder del partido; Samuel García Sepúlveda, gobernador de Nuevo León, y Luis Donaldo Colosio Riojas, símbolo natural del relevo generacional. Ningún otro instituto político tiene una terna así.
Mientras tanto, en Morena, todo gira en torno a una sola carta: Omar García Harfuch, respaldado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien busca posicionarlo como su sucesor natural. Sin embargo, el reto de Morena sigue siendo el mismo: conservar unidad interna sin depender de una sola figura.
En el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el panorama es todavía más incierto. Su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, volvió a ser tema de conversación no por una propuesta de fondo, sino por la trifulca que protagonizó al agredir al senador Gerardo Fernández Noroña. Un episodio que refleja el momento político que vive el otrora “partidazo”: más espectáculo que proyecto.
Y si de crisis hablamos, el Partido Acción Nacional (PAN) no se queda atrás. Sin liderazgos reales ni cuadros competitivos a nivel nacional, la única figura que medio logra destacar es la ex periodista y senadora Lilly Téllez, quien ha construido una narrativa propia, aunque sin el respaldo estructural del blanquiazul. El PAN enfrenta el reto de reinventarse o resignarse a seguir jugando un papel secundario en la oposición.
En contraste, Movimiento Ciudadano sigue creciendo, sin prisas pero sin pausas.
La presencia constante de Jorge Álvarez Máynez en Puebla no es casualidad. Sus visitas a la entidad y su buena relación con la lideresa estatal Fedrha Suriano Corrales evidencian una estrategia política clara: fortalecer desde lo local, consolidar liderazgos regionales y construir credibilidad desde abajo.
Su más reciente visita, en la que encabezó la entrega de ayuda humanitaria a familias afectadas por las lluvias en la Sierra Norte, no solo fue un gesto solidario, sino también un mensaje político: MC no busca aparecer en las encuestas, sino estar presente en los territorios.
En un escenario nacional donde Morena gobierna, el PRI sobrevive y el PAN se diluye, Movimiento Ciudadano emerge como la alternativa más coherente y con mayor potencial de crecimiento.
Sin depender de caudillos, sin arrastrar viejos vicios y con liderazgos jóvenes, el partido naranja se está posicionando como la fuerza que podría redefinir la política mexicana en los próximos años.
Y aunque muchos aún lo subestiman, MC ya dejó de ser “la tercera vía” para convertirse en el partido que incomoda —y preocupa— a los grandes.
Y aquí la gran pregunta… ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
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