Llegar al casino, apostar lo que poco que tenías y ganar, es el sueño de muchos. Lograrlo, es increíble y ya comienzas a hacer tus planes, de lo que podrías comenzar a hacer con ese premio, sin embargo, el casino tenía otros planes. Así es como comienza esta historia.
Ganar y que no te paguen
Lo que empezó como una buena historia, de buena suerte, terminó siendo absolutamente nada de lo que debió ser en un principio. Hace tres años, Antonio Miranda apostó $6000 en una máquina tragamonedas y ganó el premio máximo. Pero el casino, se negó a entregarle el dinero porque era “Imposible que la máquina pagara esa cifra”.
Antonio, sólo sentó en la máquina en la que jugaba siempre, por cábala y sólo jugaba alrededor de media hora. Diez jugadas después, lo sorprendió el ruido de la máquina y las luces estridentes, marcando que había ganado el premio mayor: $100.000.000. En shock y siendo felicitado por todos los presentes, la jefa de la sala apareció y todo cambio. El premio no lo iban a pagar, porque la máquina esta defectuosa.
Inclusive, despues de toda la relevancia que cobró el caso, el casino se mantuvo en su postura, lo que llevo a Antonio a iniciar acciones legales. Solicitando lo obvio: cobrar lo que la máquina había indicado. Si había habido un error, dijo, no era su responsabilidad, ya que Antonio no había manipulado el sistema. Había jugado dentro de las reglas de la Lotería de Santa Cruz.
Resolución
El abogado Insaurralde pidió de todo y desde el casino se mantuvieron en que era imposible que la máquina pagara ese premio. Inclusive, le ofrecieron una compensación que rozaba lo absurdo $200.000 y la rechazaron. El problema es todo lo que el comenzó a suceder alrededor, su suerte iba de mal en peor.
Un día antes de la audiencia, el casino llamó al estudio jurídico de Insaurralde e “hizo un ofrecimiento más alto, aunque lejos de los $100 millones, que mi cliente aceptó”, recordó el abogado, quien tiene prohibido revelar el monto por un acuerdo de confidencialidad al igual que el propio perjudicado de toda la situación.
INFORMACIÓN: EL HERALDO DE MÉXICO
