Amozoc parece una isla controlada por el crimen, que la autoridad municipal solapa y hasta ha dejado huellas de complicidad. Desde hace más de tres sexenios, el municipio gobernado de la mano de la Luz del Mundo (secta que sigue acumulando denuncias) no ha recibido el ingreso firme de ninguna autoridad estatal o federal.
Mientras el teniente José Luis Corrales Serrano lucha por su vida, luego de que en su calidad de secretario de Seguridad Pública de Amozoc fuera víctima de un ataque armado, fue enviado a ese municipio otro elemento de la Secretaría de Marina: César Rodríguez Moreno.
Desconozco si le informaron que su antecesor, Corrales Serrano, estaba rodeado de un equipo más que sospechoso, que únicamente respondía a los intereses del alcalde Severiano de la Rosa.
Pese a sus malos antecedentes, el alcalde designó a Gabriel Díaz Carranza como director de la Policía y a su sobrino como director del C2, es decir, tenía el control de las cámaras de seguridad de todo el municipio. Ambos trabajaban de forma independiente a Corrales Serrano.
La Fiscalía General del Estado sigue haciendo operativos en Amozoc; sin embargo, continúan apareciendo puntos de venta de droga.
El control de los grupos delictivos es tan grande en Amozoc que la Fiscalía General del Estado encontró una clínica que atendía a heridos de bala en enfrentamientos entre delincuentes sin dar parte a las autoridades.
Esa es una prueba de que la delincuencia tiene todo tipo de negocios en el municipio y los opera con impunidad.
Antros, anexos, clínicas, puntos de venta de droga, reclutamiento forzado, trata de personas en su modalidad de traslado de migrantes… la impunidad es tal que los líderes delincuenciales ni siquiera se esconden.
En mayo pasado se reportó la detención de Marco Antonio N., “El Mono”, líder delincuencial que está casado con la hija del expresidente municipal José Cruz. Poco tiempo estuvo fuera de circulación y el 16 de septiembre pasado participó en el desfile que encabezó el alcalde Severiano de la Rosa. El líder delincuencial no tuvo empacho en publicar su participación en redes sociales.
Fue hasta que en los medios de comunicación se difundió la noticia del reclutamiento forzado de personas que hubo una incursión de las autoridades.
Antes de eso, únicamente los ciudadanos de Amozoc recibieron la visita de la fiscal Idamis Pastor Betancourt, pero sólo para comer mole.
Los líderes delincuenciales, perfectamente identificados, gozan de cabal salud y siguen desfilando.
El municipio vecino a la capital poblana es una isla controlada por el crimen, sin que alguna autoridad les ponga un alto.
Por cierto
Los operativos en los penales del estado, especialmente en San Miguel, se han convertido en un buen negocio, particularmente en la renta de celulares.
Los accesos los controla la Subsecretaría de Ceresos, y son ellos quienes “no se dan cuenta” del ingreso de los teléfonos. Las personas privadas de la libertad pagan cuotas semanales de hasta 3 mil pesos.
Después hacen un operativo, se los retiran y hasta publican un boletín de prensa.
La cosa no para ahí: los celulares vuelven a ingresar y se reactivan nuevos cobros. Así continúa el círculo de la corrupción.