Resuelven misterio del asesinato de un sacerdote; le cortaron la garganta

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Un equipo de criminólogos de la Universidad de Cambridge desentrañó uno de los crímenes más intrigantes de la Inglaterra medieval: el brutal asesinato del sacerdote John Forde, ocurrido el 3 de mayo de 1337 en la bulliciosa calle de Cheapside, en Londres.

Gracias al proyecto Medieval Murder Maps, liderado por el profesor Manuel Eisner, los investigadores reconstruyeron los detalles de este caso, que combina venganza aristocrática, un romance prohibido y tensiones entre la Iglesia y la nobleza. El estudio, publicado recientemente en la revista Foro de Derecho Penal, arroja luz sobre un crimen que, durante casi siete siglos, permaneció envuelto en misterio.

El asesinato de Forde fue un acto público y descarado. Mientras conversaba con otro sacerdote, Hasculph Neville, cerca de la catedral de San Pablo, cuatro hombres lo atacaron. Hugh Lovell, hermano de la noble Ela Fitzpayne, le cortó la garganta con una daga de 30 centímetros. John Strong y Hugh Colne, antiguos sirvientes de la familia, lo apuñalaron en el abdomen. 

Forde murió al instante ante los ojos de numerosos testigos, pero nadie intervino. La audacia del crimen, ejecutado en una de las calles más transitadas de Londres, sugería la protección de figuras poderosas.

Una venganza de su antigua amante habría sido el móvil

El móvil ahora se conoce, pues según los investigadores apunta a una venganza orquestada por Ela Fitzpayne, una noble casada con el barón Robert Fitzpayne. Ela y Forde habían mantenido una relación amorosa, descubierta en 1332 por el arzobispo de Canterbury, Simon Mepham. 

Como castigo, Ela fue excomulgada y obligada a realizar penitencias públicas humillantes: caminar descalza por la catedral de Salisbury cada otoño durante siete años, portando una vela de cera de casi dos kilos, y se le prohibió usar joyas o vestimentas lujosas. Los registros sugieren que Forde pudo haber delatado el romance al arzobispo, lo que desató la furia de Ela.

“Este fue un asesinato al estilo mafioso, motivado por la humillación y el deseo de venganza”, explicó Eisner en el estudio.

Los antecedentes de los implicados añaden más capas al caso. En 1321, Ela, su esposo Robert y Forde participaron en el asalto a un priorato benedictino francés, robando ganado y causando destrozos. 

Este acto, posiblemente motivado por tensiones anglo-francesas previas a la Guerra de los Cien Años, revela una relación previa de complicidad entre ellos. Tras el asalto, Ela y Forde iniciaron su romance extramatrimonial, que terminó en tragedia años después.

Investigación fue limitada y sólo una persona fue encarcelada

La investigación medieval fue limitada. Un jurado de 33 hombres identificó a los asesinos —Lovell, Strong, Colne y Neville—, pero afirmó desconocer su paradero. Solo Colne fue acusado y encarcelado en 1342, cinco años después, en la prisión de Newgate. La falta de justicia inmediata sugiere que la influencia de los Fitzpayne protegió a los culpables. 

Los investigadores modernos, sin embargo, tuvieron acceso a cartas delarzobisporollos forenses y registros judiciales en latín, digitalizados como parte del proyecto Medieval Murder Maps, que permitieron reconstruir el crimen con un nivel de detalle sin precedentes.

“El caso de Forde muestra cómo la Iglesia usaba la moralidad para controlar a la nobleza, mientras que figuras como Ela Fitzpayne desafiaban abiertamente esas imposiciones”, señaló Eisner.

El proyecto Medieval Murder Maps puso los documentos a disposición del público en el sitio web de la Universidad de Cambridge y produjo un podcast que explora este y otros crímenes medievales.

INFORMACIÓN: EL HERALDO DE MÉXICO

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