El monarca mexicano Saúl Álvarez cumplió su cometido y volvió a coronarse monarca indiscutido de peso supermedio la noche de sábado en Arabia Saudita al imponerse por decisión unánime (115-113, 116-112 y 119-109) a un nada combativo William Scull.
Canelo se negó en 2024 a enfrentarlo, como retador mandatorio por la Federación Internacional de Boxeo, pues aseguró que era una pelea que no le ofrecía nada a cambio y no se equivocó. Aun así, sobre un escritorio, la Federación Internacional de Boxeo le arrebató la corona e hizo una eliminatoria final entre Scull y el ruso Vladimir Shishkin para determinar a su nuevo campeón.
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El cubano se impuso y se adueñó del campeonato, elemento que hizo cambiar de opinión a Canelo Álvarez y aceptó el encuentro, con la única intención de recuperar lo que era suyo.
Sin embargo, a pesar de que Scull prometió una pelea en donde “se comería” al mexicano, la acción no estuvo ni cerca de ser como lo prometió, asentado en un estilo olímpico cubano, demostró su desinterés en brillar.
Pues aunque tiró 293 golpes, casi el doble que Canelo, solo encajó 55, 22 de los cuales fueron de poder. Muy por debajo de las estadísticas de una pelea entre supermedios, Scull fue el peor compañero de baile para Saúl, quien cumplió con las expectativas y sacó del camino al cubano para abrirse espacio para enfrentar el 12 de septiembre en Las Vegas a Terence Crawford, también dos veces campeón indiscutido.
INFORMACIÓN: EL HERALDO DE MÉXICO