A través de un video publicado en sus redes sociales, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta Mier, lanzó una crítica directa al Ayuntamiento de Puebla, al denunciar la ausencia de acciones de bacheo en la cuarta ciudad más importante del país.
Y es que el mensaje fue claro y frontal: los presidentes municipales deben dejar de ser funcionarios de escritorio y salir a recorrer sus municipios. No se gobierna desde el aire acondicionado ni con reportes de oficina, se gobierna con los pies en la calle, escuchando, observando y actuando.
Asimismo, pidió a los alcaldes mirar la realidad que viven sus habitantes todos los días: calles destrozadas, banquetas olvidadas, luminarias inservibles y espacios públicos en abandono. Más que una exigencia, fue un recordatorio de que tienen una responsabilidad legal y moral con sus comunidades.
No obstante, el Gobierno del Estado ha tenido que realizar acciones que corresponden a los ayuntamientos, mientras estos no ejercen las partidas presupuestales que ya tienen etiquetadas para esos fines. La secretaria de
Finanzas, Josefina Morales Guerrero, fue todavía más tajante: si los municipios quieren que el gobierno estatal se encargue del bacheo y mejoramiento urbano, que devuelvan esa parte del presupuesto. No se puede pretender gobernar solo cuando conviene.
El caso más evidente es el de la capital poblana. Hoy por hoy, las únicas obras visibles en la ciudad son las que ejecuta el Gobierno del Estado. Del Ayuntamiento capitalino, encabezado por José Chedraui Budib, hay poco o nada.
Aunque cuentan con recursos suficientes, la presencia de su administración en las calles es casi inexistente.
La crítica de Armenta Mier no fue un golpe político, sino una llamada de atención urgente. La ciudadanía está harta de la simulación.
Las banquetas no se reparan con discursos ni los baches se tapan desde redes sociales. El deterioro urbano exige trabajo, no propaganda.
Es momento de que los presidentes municipales y sus equipos entiendan que la función pública no es un privilegio, sino una obligación. Y si no están dispuestos a actuar, entonces —como bien se ha dicho en otras ocasiones—, que den un paso al costado.
Porque si el Gobierno del Estado puede, ¿por qué no pueden los municipios?
Y aquí la gran pregunta… ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
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