En el 1600 de la avenida Pensylvania, en Estados Unidos, la maquinaria pesada avanza en su objetivo de destruir una fachada de la Casa Blanca. En imágenes que han dado la vuelta al mundo a través de la prensa internacional y las redes sociales, se puede ver cómo las palas mecánicas demuelen centímetro a centímetro los muros del Ala Este que comenzó a construirse hace más de 120 años y que a lo largo de varias administraciones ha ido modificándose.
Las razones que motivan este nuevo cambio, sin embargo, no obedecen a criterios estratégicos de eficiencia administrativa o de seguridad nacional. El derribo del Ala Este ocurre para construir en su lugar un salón de baile. Se trata de un proyecto impulsado por el presidente Donald Trump, con un costo aproximado de 200 millones de dólares, bajo el argumento de que la sede presidencial no cuenta con un espacio lo suficientemente grande para albergar eventos importantes en honor a líderes mundiales, los cuales actualmente se realizan bajo una carpa de 90 metros.
“El Ala Este no era gran cosa”: Trump
Durante una reunión con el Secretario General de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mark Rutte, Trump explicó que pese a que en un momento se dijo que solo se iba a demoler una parte del Ala Este, finalmente se decidió derribar todo el edificio.
Servicio Secreto proveerá mejoras de seguridad
De acuerdo con la Casa Blanca, Trump eligió al despacho McCrery Architects para llevar a cabo la obra, una firma reconocida por sus diseños de arquitectura clásica y neoclásica. Por su parte, el equipo de construcción estará dirigido por Clark Construction, y el de ingeniería por AECOM.
INFORMACIÓN: EL HERALDO DE MÉXICO